“Definitivamente, si Capello jugara al Blood Bowl llevaría enanos. Duros de pelar, placando hasta a los espectadores y con una defensa impenetrable.

Los orcos lo intentaron con ahínco en la primera parte, conscientes de que se les escapaba el torneo en el que partían como favoritos y se pueden acabar llevando la cuchara de madera, concentrando su ataque por su flanco derecho. Pero pasar por ahí era imposible. El repliegue enano fue perfecto y los blizters orcos no encontraron ningún hueco. La defensa acabó acorralando el ataque hasta que empujó el balón (y a quien lo llevaba) a visitar al público. Los orcos, demasiado encajonados en un flanco no pudieron reaccionar -bastante tenían con librarse de la somanta de palos que les estaba cayendo- y el gran Dorak se recorrió un coast to coast para conseguir anotar en el último suspiro de la primera parte tras un rush de 21 casillas!

La segunda parte fue una guerra de trincheras. La estrella enana, su corredor Stilgar, se hizo con la pelota enseguida. Pero, a diferencia de otras veces, usó la cabeza para algo más que para llevar casco: la aguantó sabiamente mientras los líneas y blizters aguantaban la línea. Sólo cerca del final vio un hueco en la defensa enana por el que avanzó rápidamente (para un enano iba a toda hostia!) El 2-0 -con la consecuente venganza por la derrota sufrida en la ida- parecía claro, pero la defensa orca reaccinó muy bien y un blizter consiguió forzando derribar al corredor. No tuvo tiempo de más. Los enanos rodearon la pelota muy bien y no dejaron oportunidades a los orcos.

Partido táctico, poco vistoso para el espectador, en el que el entrenador orco se quejó amargamente de su suerte (a pesar de tener mejor porcentaje que yo!) Los enanos optan al título (su superioridad en bajas en aplastante) y los orcos llevan cortando cabezas en Isengard todo el fin de semana a los que se dedicaron a salir esquivando de las zonas de defensa enanas.

El desenlace está cerca...”