“De las memorias de Aquiles

Aquiles se quitó de encima con un rápido movimiento a aquel engendro demoníaco justo en el momento en el que se le echaba encima y un grito de batalla lo armó de valor. El de los pies ligeros tuvo la suerte necesaria que le concedía su procedencia divina y en aquel momento una luz se iluminó en su interior.

Desde el comienzo del partido las cosas no habían salido como esperaba. Toda la fascinación que le provocaba ver al mejor jugador humano de todos los tiempos desenvolverse en el campo, se convertía en decepción al saber, que el equipo que había contratado sus servicios, los Mighty Heroes, no estaba a la altura. Los héroes del olimpo no estaban en su terreno y desde luego aquí, no eran los mejores.

Griff Oberwald, tras un error monumental de los oscuros en un pase cerca de la línea de meta, había conseguido que el público que lo adoraba, lanzara el balón cerca de su posición. En un alarde de gracia y valentía había abatido a uno de los engendros y se había hecho con el balón avanzando hacia el touchdown. Era un espectáculo impresionante. Pero el equipo no había sido capaz de cubrirle y varios oscuros que se movían cual fechas venenosas lo habían derribado, marcando en un alarde de velocidad, precisión y coordinación, antes de que a los héroes les diera tiempo a reaccionar.

Ni todo el entrenamiento, ni contar con la mega estrella habían servido de nada. La cosa pintaba mal y nuevamente, los raudos demonios habían conseguido abalanzarse sobre el balón incluso antes de que su patada inicial tocara el suelo. El asombro de Aquiles fue mayúsculo viendo como de nuevo Griff, esta vez con una buena coordinación del equipo, atravesaba la defensa enemiga haciendo que el balón cayera a los pies del sorprendido Hércules. Ese momento fue clave. El líder mirmidón había desplegado su talento y velocidad desmarcándose a una zona de pase abierta, estaba listo para recibir. Hércules supliendo la falta de talento con el balón con su fuerza legendaria, había enviado el ovoide al lugar preciso. Pero Aquiles todavía no había entrado mentalmente en el partido y lo había dejado caer a sus pies.

Y aquí estaba él, con un defensa caído y otro, de ojos inyectados en sangre y poderosos brazos, acechándole en la marca. Medio aturdido como estaba, no vio llegar a Hércules, su grito de batalla lo despertó del ensimismamiento. El de las doce pruebas pasó a su lado con el brazo extendido y se llevó por delante al robusto oscuro. Y por fin, sus pies hicieron el resto. La gloria del Blood Bowl lo inundó con el griterío proveniente de las gradas al marcar.

Aún quedaba una eternidad de partido, pero finalmente, Griff había dado con la fórmula que le permitía adaptarse al juego de los héroes. La defensa comenzó a sincronizarse y a medir los tiempos del partido en el segundo tiempo. Oberwald, volvió a marcar la diferencia enviando a la enfermería al corredor de los elfos oscuros nada más iniciarse dejándoles tocados. Aquiles viendo que tenía que tomar las riendas de esta batalla para hacer justicia al mercenario, decidió entonces perseguir y marcar a la escurridiza bruja. Pero aunque consiguió derribarla, ella levantándose como un resorte, le devolvió el gesto volteándolo con las piernas en el aire y dejándole un beso de despedida.

El héroe no se dio por vencido. Tras quitarse el polvo de los ojos y los restos de sangre de la comisura de sus labios se lanzó de nuevo a defender. Los gráciles demonios de las profundidades se desplegaban en formación cerrada hacia el touchdown, pero la defensa de los Mighty Heroes aun aguantaba. Sus compañeros estaban haciendo un gran esfuerzo y el mirmidón no podía decepcionarlos. Así que de nuevo se lanzó a cerrar el paso al blitzer oscuro que se dirigía con el balón directo a la línea de touch y sirvió de apoyo a la increíble llegada desde el medio campo de Oberwald que de nuevo conseguía retenerlo lo suficiente para que se tuviese que arriesgar a una carrera desesperada para marcar. Su mala suerte y su caída, definieron el final del partido y un rápido movimiento inteligente del normalmente líder del equipo, Ulises que le volvió a dar el balón al único que podía retenerlo con seguridad, lo cerró con un valiosísimo empate.

Aquiles sabía que Griff les había dado a todos una lección de Blood Bowl, pero lo que más le impactó de todo fue cuando a la salida del campo, pasando a su lado les dijo desenfadado: ‘¡Buen partido, muchachos!’.”