Al Wolfrat no tuvo una vida dichosa. Durante su infancia siempre amó el Blood Bowl y soñaba con llegar a ser un gran jugador. Nada más lejos de la realidad. No era aún más que un enclenque Skaven cuando entró a formar parte de los Swarm of Vermin. Jugó con ellos 13 partidos durante los cuales solo consiguió un triste pase. En el transcurso del partido que los enfrentaba a los Sendero de los Muertos cayó fulminado tras un encontronazo con una Momia. Lo que sucedió después pasará a la historia como uno de los sucesos más estraños de la historia del Blood Bowl. Al Wolfrat fué reanimado por el nigromante del equipo contrario y pasó a formar parte de este. Nada más entrar en el campo comenzó a realizar faltas sobré sus excompañeros caídos en el suelo logrando herir gravemente a uno de ellos. Al contemplar esta horrible visión los 55.000 inchas Skavens que se agolpaban en la grada pidieron a gritos a su entrenador el abandono del partido. El partido finalizó y Sir Elrohir, por respeto al rival, decidió retirar al jugador. Una pena.