Era su segundo partido de liga. El Sol brillaba fuerte en el cielo, y los espectadores se habían ubicado ya en sus localidades. Sentado en el banquillo podía ver como los jugadores del equipo rival iban pasándose unas jarras de cerveza demesmesuradamente grandes para su estatura.

Pensaba tranquilamente en el anterior partido en que el entrenador había elogiado su labor, y en como le habían llegado a nombrar mejor jugador del partido.

El árbitro tocó su silbato y los jugadores se situaron en el campo. Según el dibujo táctico del entrenadorl le tocó situarse en la segunda línea. Y el partido arrancó.

Una primera parte dura pero relativamente tranquila, ninguno de sus compañeros parecía sufrir lesiones muy graves. Estaba siendo un partido tranquilo.

Llegó la segunda parte, sacaban lo riders.Esta vez situado en la segunda linea, le tocaría proteger la retaguardia del ataque. Galadost se consigue abrir paso, todos le siguen para protegerlo y que pueda anotar TD. Yvriel está en contacto con el duro barbalarga, no sabe si quedarse pegado a él para que no avance hacia Galadost o intentar rodearlo para cubrir mejor sus espaldas. Mira de reojo al entrenador y este le indica que avance, Yvriel obedece. Al avanzar siente un cosquilleo en el pie, tal vez podría ser consecuencia del golpe que le propinó ese enano de pelo naranja en la primera parte. La pierna se le queda clavada como si fuera la rama de un hombre árbol. Pierde el equilibrio y empieza a caer, el estadio empieza a girar sobre un eje imaginario. Yvriel está en el suelo, como tantas veces.

-¿Porqué tengo frío?, ¿el pecho me duele?, ¿me habrá pisoteado el maldito enano?, no puedo mover las manos. Oigo gritar a nuestros hermanos en las gradas, Galadost ha marcado. Hoy reiremos y bailaremos en el prado del roble de Gwieren. Debo levantarme, nos toca defender.-

Con una sonrisa en los labios, Yvriel de la casa de Elgert, murió.