- 'Concedanme la mano de su hija y yo les prometo que pondré el mundo a sus pies'.

Al fin y al cabo no era mas que una de esas cosas que se dicen para ganarte a tu familia política. Con el tipo de vida que llevaba el general Durok seguramente no duraría muchos dias mas después de consumar el matrimonio y en cualquier caso... ¿a quien le importaba?, los viejos tampoco durarían tanto.
No pensó que, al fin y al cabo, da lo mismo quien lo hiciera antes... todos acabarían muertos.

Un famoso informático aseguraba que existían infinitos mas grandes que otros. Y si eso es cierto tambien se puede decir que existen eternidades mas largas que otras. Por ejemplo una eternidad en el otro mundo con una suegra recordandote día tras día lo mucho que vale su hija, lo poco que vales tu y, especialmente, la poca porción de mundo de la que dispone su hija.

Así que aquí tenemos al general Durok reclutando a los primeros 4 idiotas que pudo encontrar, emergiendo al mundo real, y emprendiendo de nuevo el camino de las armas.

Y ahora resulta que el primer humano que se encuentra, un tal GraveDigger, le explica que el mundo ha cambiado, que ahora se decide la supremacía de un ejercito jugando a pasar con un melón en vez de arrasando ciudades y masacrando inocentes.
Bueno, pues habrá que adaptarse.

Y al próximo que le hable de las excelencias del matrimonio...