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Cuando a Leishmania le dijeron que sus opciones a entrar como Blittzer en el equipo eran escasas, debido a que el reglamento sólo permitía contratar a dos jugadores para ese puesto, y ambas plazas estaban ya ocupadas, su primer pensamiento fué matar a uno de los otros jugadores para ocupar su puesto.
Sin embargo, la gruesa armadura de los dos rivales le hizo pensárselo mejor y buscar una presa más fácil que garantizase su entrada en ese puesto. Así que decidió matar al seleccionador.
Lo mató, pero el siguiente seleccionador del equipo le planteó el mismo problema...
Así que también lo asesinó. Las últimas palabras del difunto fueron "No se puede hacer nada, es el reglamento...".
Estas últimas palabras hicieron relfexionar mucho a Leishmania, que decidió en consecuencia asesinar a ese reglamento...
Por desgracia, por muchos puñales que apareciesen misteriosamente clavados en la copia del reglamento del equipo de Persona Non Rata las cosas no parecían cambiar en el equipo.
Finalmente decidió permanecer en el equipo de todas formas, y emplear sus habilidades idénticas a las de un Blittzer convencional aunque sin poder disfrutar de la preciosa armadura que va asociada a esa posición. Sin embargo, su codicia por la preciosa armadura de placas no ha disminuido ni un ápice. No se sabe si es por ello que los actuales poseedores de las mismas no se las quitan ni en los vestuarios del equipo.
Preguntados por la costumbre de ducharse con la armadura puesta, los dos Blittzer de Persona Non Rata contestan con idénticas respuestas.
- "Más vale armadura oxidada que cien cuchillos en la espalda, Iiiiiiikk!!"
El origen de ese refrán es todavía desconocido.