Junto con sus hermanos y el resto de su casa, acompañó a su padre a Formenos, cuando éste fue condenado al destierro de Tirion durante doce años. Fueron invitados a Taniquetil con motivo de las celebraciones de alabanza a Ilúvatar por los períodos de floración y las estaciones, creadas por Yavanna, aunque sólo Fëanor acudió. Melkor y Ungoliant aprovecharon las festividades para infiltrarse y destruir los Árboles de Valinor, sumiendo Aman en la oscuridad.5 Durante el consejo organizado para la búsqueda de soluciones a dicho mal, Maedhros y sus hermanos se presentaron con las noticias del asesinato de Finwë y del robo de los Simarils por Melkor, quien desde entonces fue llamado Morgoth, El Enemigo Oscuro. Poco después, Fëanor y sus hijos juraron venganza, recuperar los Silmarils y no permitir que nadie los poseyera excepto ellos mismos.6
Durante su huida de Aman, los Noldor pidieron a los Teleri que les prestaran sus barcos para llegar a la Tierra Media. Ante su negativa, parte de los Noldor, con la casa de Fëanor a la cabeza, les atacaron y robaron sus barcos durante la llamada Matanza de Alqualondë. Fëanor y los suyos cruzaron el Belegaer con los barcos, tras lo cual Maedhros preguntó a su padre cómo iban a organizar el transporte del resto de los Noldor; en realidad, Fëanor no tenía intención de mandar de regreso los barcos y ordenó quemar las naves, ante lo que Maedhros se entristeció pero no traicionó a su padre.
Poco después de su llegada, la casa de Fëanor fue atacada por las fuerzas de Morgoth en lo que vino a ser la Segunda Batalla de las Guerras de Beleriand, la llamada Dagor-nuin-Giliath o La Batalla bajo las Estrellas. Las huestes de Morgoth fueron derrotadas pero Fëanor, cegado por la ira, persiguió a los supervivientes hasta Dor Daedeloth, donde fue acorralado y herido mortalmente por Gothmog, señor de los Balrogs. Tras su muerte, Maedhros, como primogénito, asumió el liderazgo de su linaje.7
Ante la aplastante derrota sufrida, Morgoth envió emisarios a Maedhros para convocar una reunión en la que pedirle la paz y entregarle un Silmaril como tributo. Aunque Maedhros desconfió de la palabra de Morgoth y se preparó ante la posibilidad de una trampa, Morgoth envió a la embajada una fuerza mucho mayor de la que Maedhros preveía, con la que aniquiló la delegación de los Noldor y capturó a Maedhros. Morgoth intentó chantajear a los hijos de Fëanor, instándoles a abandonar Beleriand a cambio de la vida de su hermano; estos, sabedores del valor nulo de su palabra, rechazaron su oferta y se fortificaron en Hithlum. En represalia, Maedhros fue colgado por la muñeca de su mano derecha en lo alto de un precipicio en Thangorodrim.
En el año 587 de la Primera Edad, tras la Guerra de la Cólera, en la que las fuerzas de Valinor acabaron con el poder de Morgoth, Maedhros y Maglor acudieron a Eönwë exigiéndole que los dos Silmarils, recuperados de la corona del Enemigo, les fuesen devueltos. El maia los rechazó, alegando que tras tantos actos impíos, no merecían poseer las joyas, y les convocó a un juicio ante Manwë. Maglor quería aceptar el dictamen de Eönwë pero Maedhros se negó y acabó convenciéndole para intentar robar los Silmarils, ante la imposibilidad de romper un juramento hecho con Ilúvatar como testigo. Así, los hermanos se infiltraron por la noche en el campamento del ejército de los Valar y asesinaron a los guardias que custodiaban los Silmarils, mas fueron descubiertos y a punto estuvieron de ser ajusticiados. Pero Eönwë impidió su muerte y ordenó que se les dejase marchar. Los dos hermanos se separaron, llevando cada uno un Silmaril; sin embargo, pronto comprendieron que realmente eran indignos de poseer las joyas, pues estas les quemaban en las manos: Maglor lanzó el Silmaril al mar y Maedhros, incapaz de soportar el dolor y la culpa, se arrojó con su Silmaril a una grieta ardiente, terminando así con el sufrimiento que durante tantos siglos le había acarreado el juramento de su padre.