Zincozhancas vivía muy bien en la meseta ibérica. Le daban buena comida, realizaba ejercicio, recibía clases, etc. Era considerado el mejor semental del año. Pero ocurrió lo peor. La crisis azotó al país, y ciertas regiones se prohibió los espectáculos donde él era uno de los protagonistas. Así que emigró hacia el este y visitó el desierto. Allí encontró a los Enanos del Caos que le acogieron. Con un poco de magia le enseñaron a hablar, y así se dedicó a su entera disposición.