Un talentoso jugador, una promesa en ciernes de tener una larga y prospera carrera. Los entendidos y expertos decían que fácilmente hubiese dejado una huella en cualquier equipo. Por desgracia su carrera se vio truncada, el destino es predominantemente cruel, en su debut con el Club RoC.

Varios miembros de un equipo de Bárbaros, a sabiendas de su popularidad entre la jovencitas, decidieron darle una lección de veteranos. Entre dos bestias le aplastaron el cráneo en un doble placaje que, todavía hoy, sigue produciendo en las tabernas arduas peleas dialécticas sobre la legalidad de aquella acción; para muchos, sobrepasaba el límite deportivo. Así sin más, el reguero de sangre sobre el verde césped del terreno de juego equivalió a la estrella cuyo brillo emergió durante una milésima de segundo para después desaparecer, volviendo a la nada a la no existencia.

RIP: Glaucon.